lunes, 6 de julio de 2020

“Posmanifiesto”
A lo largo de mi vida, he ido buscando qué me apasiona y cómo desarrollo esa pasión. Soy hija de un militar que siempre tuvo una postura firme ante la política y la corrupción, es por eso que, al ver ese ejemplo, fui queriendo también ser parte de ese grupo de personas que están en un constante cambio para poder crear una transformación en el país. Mi familia está rodeada de abogados y políticos y mis papás querían un destino similar para mí, pero para ser honestos, jamás me visualicé como tal, me negaba h me digo negando a creer que la política es solo de políticos, eso es algo que nos confiere a todos y como tal deberíamos asumir esa responsabilidad. En fin, estaba segura de que ese no era mi destino, así que probé desde el área de la psicología, pero ahí encontré el perfil del tipo de persona que no quería ser, además de que la misma facultad estaba hasta el tope de corrupción; maestros acosadores, estudiantes acosada y sin ser escuchadas, o a la menor provocación, las culpables eran ellas. Y mi país cada día fue empeorando, gente desaparecida a diario, el narcotráfico siendo alabado por personas que tarde o temprano iban a ser parte de la venganza entre cárteles. Así que pensé en el arte, para mí siempre ha sido lo que ha generado un cambio real, una protesta pacífica pero nunca cobarde y para mí así tiene que seguir siendo. Creo verdaderamente que la voz es escuchada a través de una obra, a mí no me importa que asista una sola persona, si ese individuo logra hacer conciencia ante nuestra innegable realidad, se ha cumplido mi objetivo.
Me cansé de la censura, me llené de impotencia al ver que los medios que decían ser comunicativos, lo único que hacían era engañar a la gente para poder seguirlos manipulando, y entonces comprobé que la frase de “al pueblo pan y circo” era verdad, que puede haber un caos alrededor, puede haber cuarenta y tres estudiantes desaparecidos y la respuesta ser “ay, ellos se lo buscaron, ¿para qué se meten con ese tipo de gente?”, me niego a pensar que esa es la mentalidad y la identidad de mi país, me rehúso a volverme parte del “solo es una serie, no exageres”, porque al final de todo, pensamos, hablamos y vivimos con nuestros referentes y perdón, pero a mí no me representa un narcotraficante responsable de la inseguridad de México, a mí no me representa un cúmulo de políticos corruptos, que su único fin es seguirse enriqueciendo monetariamente pero seguir en la misma pobreza mental y humana.
Esa es mi razón de hacer teatro, alzar la voz desde mi trinchera y poder expresar mi inconformidad de una manera activa pero sin llegar a entorpecer la evolución de mi discurso. A pegarme a mis ideales.
Carne, humanidad y virtualidad… ¿por qué los separamos? Constantemente, el ser humano divisa y jerarquiza cualquier sistema, lo volvemos tan complejo, que a veces ni nosotros mismos logramos descifrarlo después.
En mi manifiesto planteé lo que no me representa, eso me es muy fácil, ya que quejarme es mi don. Puedo rechazar todo lo que me rodea, y mejor aún, tener bases propias para hacerlo.
Odio que me cuestionen con intenciones ocultas, odio la frase: “te entiendo”… ¿y a mí qué me importa que me entiendas?, mejor dime; “no te preocupes”, es igual de inútil, pero menos molesto. Le agarré cariño al encierro, así desconectarme está al alcance de un botón rojo de la pantalla.
Volviendo al manifiesto, no me representan muchas cosas, ¿entonces que sí me representa? Bien, me representa el cinismo, la felicidad de atreverme a decir “NO” sin tomarle importancia al disgusto de otros.
 Me representa la honestidad con uno mismo, porque si te mientes a ti mismo, le estás mintiendo a todos.
Me representan las amistades escazas; mis dos únicos amigos incondicionales, pero que realmente escuchan y abrazan sin tener que encajar sus brazos en mis costillas.
Me representan esas mujeres valientes que salen a la calle a gritar por la libertad, por lo que nos robaron a muchas desde pequeñas, y no hablo de su amada “virginidad”, sino de la paz… ¿sabías que en Holanda, el único crimen es robar? Y claro; asesinar es robar la vida, asaltar es robar la paz, volar es robar… ¿qué te robaron a ti? Yo no podría decirte qué te robaron, porque a cada una nos arrebataron diferentes cosas.
Me representa la gente que cuestiona, que genera criterio propio, que no se conforman con los informes matutinos de nuestro amado presidente, o un post de Facebook.
Me representa la gente que incendia, que incendia monumentos, pensamientos, corazones y cadenas de pedofilia.
Me representan los actos, no las palabras, pero soy muy buena dando discursos.
Me representa la bondad, no esa falsa de conmoverse con todo y a la vez con nada, sino el derecho a sentir, a vibrar mi sensación, y no solo emitir un vacío y banal “aaaay, qué bonito”.
Me representa la gente que respeta la cuarentena por alguien más que sí mismo; por esos médicos cansados, por sus ancianos padres, pensando en la gente que no puede trabajar en éstas condiciones, contemplando que nuestro país no posee los recursos necesarios para lidiar con una pandemia.
Me representa la risa, incluso la burla y el sarcasmo.
Me representa la paz, pero no esa que “llega” con el tiempo, sino la paz que busca mediante la guerra.
Me representan mis ambiciones, mis sueños, mis decisiones e indecisiones. Me representan también mis errores.
Me representan las cumbias sabrosas, el rock pesado, el reggae de protesta.
Me representa la clase baja, la alta, la media, La Pinta, La Niña, La Santa María que nos vinieron a partir con las clases sociales. 

Me representan los jotos, las fresas, los nacos, los prietos, las divas, las vestidas, los cholos, las hijas de papi, los fifi, los chairos, los tóxicos, las luchonas, las putas, los otakus, los niños rata, los marginados, los privilegiados, los que les falta mundo, y a los que les sobra… todo eso me representa. Yo no representó nada ni a nadie, porque para representar, primero hay que exponerse, y apenas estoy aprendiendo a hacerlo. Hoy puedo decir que no conozco un camino, sería insensato de mi parte posicionarme en la seguridad, cuando todos los días, mi manifiesto se alimenta de mis dudas, cuando se resuelve una, se genera una nueva, y espero que mi manifiesto nunca llegue a una conclusión, así como mis dudas, así como mi conocimiento…
Rebeca Cadena

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